• manifiesto sherpa
    Koaching

    El manifiesto Sherpa

    En número de vocablos que se utilizan para denominar a quienes se ganan la vida ofreciendo sus conocimientos a quienes los necesitan, no para de crecer. Términos religiosos, deportivos, históricos o literarios. Conceptos humildes o prepotentes. En inglés o en español. Todo vale para tratar de explicar unos servicios vinculados muy directamente con la persona que los ejecutan. Podríamos estar discutiendo hasta el infinito sobre las diferencias entre unos y otros. Es curioso, pero gran parte de la bibliografía de algunos conceptos más recientes como el coaching dedica casi más espacio a explicar lo que NO es que lo que realmente significa.

    Esta obsesión por desmarcarse de otras prácticas, de definirse en negativo («NO SOMOS…»), posiblemente está impidiendo su desarrollo con la velocidad con que lo ha hecho en otros países con menos prejuicios. El hecho de aparecer en un artículo sobre consultoría ya debe parecer una herejía a algunos puristas. Vale, ya sabemos lo que no es coaching, pero entonces ¿Qué es? ¿Para que sirve? ¿Qué gano yo con ello?

    Por otra parte, empieza a ser poco práctico y nada clarificador utilizar conceptos genéricos como consultor, asesor o experto. Los cambios en el mercado laboral están consiguiendo que en el historial de cualquier profesional, exista un «momento consultor». Por lo tanto, es necesario completarlo con una coletilla que explique la metodología, la especialidad, el sector o la Gran Consultora en la que ha «crecido».

    Pero en definitiva y por muy exquisitos que nos queramos poner, podemos decir que hablamos de personas que utilizan sus conocimientos y metodologías para resolver problemas o conseguir una mejora de otros profesionales u organizaciones.

    La visión popular de estos servicios está asociada a precios elevados, trabajo intenso, resultados dudosos y un documento final de varios centenares de páginas.

    Las bromas, chascarrillos e historietas que circulan por la red pueden parecer anecdóticas pero son un buen indicador de la forma en que estos servicios son percibidos, la marca en definitiva. En mi opinión, la diferencia no está en si se dirigen a un individuo o a una organización, si utilizan metodologías cerradas o aplican el sentido común, si imponen sus herramientas o emplean el método socrático. Si son asesores independientes o pertenecen a una gran multinacional de la consultoría. Creo que lo realmente importante es el tipo de relación que mantienen con el cliente. Creo que la imagen y el prestigio de estos servicios se dispararía si estableciésemos un nuevo tipo de «contrato moral» con el cliente.

    Si nos fijamos en los términos que he indicado al principio, veremos que todos indican una relación maestro-pupilo, orientador-ejecutor, preparador-entrenado. Pero, por lo general no hay una verdadera asunción de riesgos ni reparto de méritos. Parece que más bien estamos diciendo aquello de «tu haz lo que digo, pero no lo que hago».

    En nuestro entorno cultural hay un profesional que se aproxima mucho más a la forma en que deberíamos trabajar. Es un experto que vincula sus resultados al de su cliente. No es un oficio que encontremos a la vuelta de la esquina, al salir de nuestros edificios de cristal y acero, pero está incorporado a nuestro subconsciente colectivo: Sherpa. (Nombre que se le da a las personas que viven en los valles que rodean el Everest).

    Cualquiera podría haber establecido antes esta analogía y haberla definido en profundidad pero los pocos que asocian este duro oficio a su servicio se han quedado en la faceta de guía y no dicen ni pío del resto de las implicaciones y características de este grupo humano.

    Por todo esto, quiero describir aquellos atributos que hacen de los Sherpas un modelo a imitar en el mundo de los Servicios Profesionales. Lo denominaré:

    El Manifiesto Sherpa

    1. El Sherpa es un guía que conoce el terreno.
    Esta es la función más conocida, la de acompañar al cliente a la cumbre y hacer más fácil y seguro el ascenso. Pero para poder hacerlo ha de conocer perfectamente el terreno. Sabe donde pisa porque ha pasado infinidad de veces por el sitio, no porque lo haya estudiado en una escuela de montañismo, lo haya leído en algunos manuales o haya practicado la escalada mediante el método del caso.

    Ha cometido errores, se la ha jugado y ha conseguido la experiencia, los conocimientos y el prestigio suficientes como para acompañar a otros en su aventura.

    2. El Sherpa es capaz de establecer una relación de empatía y de estrecha amistad con el cliente.
    La devoción que sienten escaladores y sherpas entre ellos va mucho más allá de la cortesía profesional, pero al mismo tiempo son capaces de mantener una distancia crítica.

    En algunos momentos, incluso en los que se arriesga la propia vida, una sonrisa o un gesto son suficientes para saber lo que ocurre. Son capaces de escuchar activamente, leyendo incluso los silencios.

    3. El Sherpa es un planificador, un coordinador.
    Los guías de la montaña no solo se encargan de acompañar al cliente sino también de coordinar al grupo y a otros escaladores.

    Además, son los responsables de crear el equipo que formará la expedición por lo tanto han de ser capaces de establecer relaciones y establecer prioridades.

    4. El Sherpa asume riesgos.
    Para ganarse la vida, un guía debe asumir que la forma apropiada de moverse en un entorno desconocido y cambiante es combinar la decisión y la cautela.

    Entiende que el equipo debe guardar un margen de seguridad. La ascensión no debe ser una empresa imprudente, desarrollada atolondradamente sin atender al peligro. La aceptación desconsiderada de todos y cada uno de los riesgos no tiene nada que ver con el valor bien entendido.

    5. El Sherpa quiere llegar más alto.
    Acompaña a otros que también quieren superarse a si mismos. No puede desligarse de su instinto de explorar, de desafiar los límites y de alcanzar objetivos. Por eso se une a otros con ambiciones similares.

    6. El Sherpa se caracteriza por sus valores positivos.
    La sonrisa y el buen humor forman parte del trabajo. Son personas leales, íntegras, de vidas sencillas y capaces de resistir en situaciones muy difíciles. Tienen buen carácter si se los trata con justicia.

    Poseen personalidad, extremada profesionalidad y una excepcional sensibilidad respecto al mundo. Esto les permite establecer relaciones con el cliente con facilidad. Son flexibles, rápidos, resistentes y con una gran devoción al servicio.

    Su manera de ser individualista, exuberante, amante del riesgo y de las recompensas, ha sido la base de un estilo de vida alegre, jovial, abierto, plácido y hospitalario que les ha hecho ganarse el cariño de generaciones de escaladores occidentales.

    7. El Sherpa es un ejemplo de responsabilidad social y sostenibilidad.
    Los sherpas han tejido mitos en sus relaciones con la montaña. Todas las acciones contaminantes, del tipo que sean, son una ofensa para la montaña y es probable que acarreen desastres.
    Los sherpas se ponen muy nerviosos y tristes cuando presencian una confrontación o la exhibición de sentimientos negativos como la ira y la agresividad. La consideran algo contaminante, una enfermedad emocional.

    8. El Sherpa es competente.
    Los sherpas aportan el conocimiento y la destreza en el trabajo. Están acostumbrados a las grandes alturas y al frío desde que nacen. Son capaces de inducir al cliente a recuperar capacidades apagadas.

    Predicen el clima que hace el ascenso difícil o imposible. Conocen el terreno y diseñan rutas para el ascenso.

    Ofrecen sugerencias, ideas y las herramientas, habilidades y recursos necesarios para el ascenso.
    Posibilitan, aconsejan y asesoran en entornos difíciles con opciones limitadas. El sherpa sabe lo que hay que hacer en situaciones apuradas.

    9. El Sherpa trabaja por una remuneración justa y eligen a sus clientes.
    Un sherpa se molestará si le ofrece menos de lo que espera, pero lo aceptará. La tradición comerciante de los sherpas dice que son gente amistosa, entusiasta, optimista… y astuta en asuntos de dinero.

    La experiencia de numerosos accidentes, ha obligado a los sherpas a juzgar con ojo mucho más crítico a quienes los contratan.

    10. El Sherpa defiende su identidad y trabaja en equipo.
    Los sherpas se esfuerzan en conservar su identidad y proteger, de este modo, su fama.
    Entienden que si quieres encontrar un trabajo a gran altitud, prestigioso y bien pagado, tienes que ser sherpa.

    Son compañeros excelentes que defienden ferozmente su nombre y muestran un ingenio considerable para mantener un gremio cerrado a los demás. Los sherpas tienen un código propio, espíritu de camaradería y un profundo sentido del honor. Los sherpas forman un grupo fuertemente unido que abre nuevos territorios.

    Si encuentras un sherpa en cuyo buen juicio puedas confiar del todo, merece la pena encargarle la tarea de elegir a sus propios compañeros porque nadie conoce tan bien a los sherpas como ellos mismos.

    11. El Sherpa está motivado.
    A los sherpas les sobra fuerza mental para acometer la empresa. La ascensión requiere más determinación y resistencia que habilidad. Comparten la emoción de la empresa y acogen con satisfacción la oportunidad de viajar y ver cosas distintas, de convertirse en hombres de mundo y dejar de ser campesinos de un remoto valle nepalí.

    12. El Sherpa es discreto.
    Esconden sus desavenencias y resentimientos de los ojos de los extranjeros.

    13. El Sherpa no hace el trabajo de sus clientes.
    Los clientes del sherpa deben superar dificultades, seguir adelante y asumir los riesgos derivados de alcanzar sus objetivos. Deben alcanzar la cima mediante sus propias habilidades y determinación.

    14. El Sherpa es independiente.
    La sociedad sherpa siempre fue más libre y orgullosa que la del resto de los pueblos de la zona. No tenían obligaciones con terratenientes que los coartaran. Si salían con una expedición lo hacían por voluntad propia y por un salario. A la larga, esta libertad de trabajar y ganar dinero de la forma que escogieran fue una ventaja crucial. El deseo de los sherpas es servir sin ser serviles, detestan que les impongan disciplina.

    15. El Sherpa es realista.
    La cumbre solo tiene un valor especial para los montañeros que la coronan, no para los aldeanos que viven a sus pies. Lo único que satisface son las acciones y a las personas se las recuerda sólo por sus acciones, sean buenas o malas.

    Los sherpas no acababan de entender por que tienen que escoger deliberadamente una ruta más difícil a la cima de la montaña: «lo consideran una pérdida de tiempo infantil». Tener la oportunidad de hacer algo trascendental y único requiere destreza y tenacidad para estar entre los pocos aspirantes a ser quien lo logre. Pero saben que el éxito final contiene un elemento de suerte.

    16. El Sherpa sabe gestionar la presión.
    El budismo tibetano enseña a sus adeptos a evitar la agitación que producen las emociones fuertes. En un mundo lleno de incertidumbre, la capacidad de desprenderse incluso de las relaciones personales más íntimas es un mecanismo de defensa, una manera de seguir adelante. Sin embargo, no sería acertado pensar que los sherpas son inmunes a la pena.

    Los sherpas están más acostumbrados a soportar privaciones. También tienen más experiencia en la alta montaña y se lo toman todo de una manera más relajada.

    17. El Sherpa no deja de aprender nunca.
    Aprende sobre la marcha, basándose en su afinidad intuitiva con la montaña. Lo consigue confiando el uno en el otro y aprendiendo todo el tiempo porque cada ascenso es único. Desde la cumbre no se ve todo el mundo. Desde allí, la vista te recuerda lo grande que es y lo mucho que nos queda por ver y aprender.

    Creo que todas estas características pueden ser aplicables a un buen asesor profesional. No creo que haga falta ser más explícito. Reúnen todo lo necesario para hacer un trabajo por el que sentirse orgulloso y en el que se comparten riesgos y recompensas. De modo que, Practica el Sherping

    NOTA FINAL:
    Actualmente, la cima del Everest se parece más a una playa de Levante en temporada alta que a una meta inalcanzable, pero su conquista y las implicaciones políticas de la hazaña fueron equivalentes a las de la llegada del hombre a la Luna. Y si se pudo lograr fue gracias al trabajo entre cliente y sherpa.

    Autor: Andrés F. Pérez Ortega
  • Koaching

    ¿Como elegir al coach idóneo?

    Cuando un departamento de recursos humanos debe contratar a una persona externa a la empresa para que realice este entrenamiento, deberá tomar en cuenta los siguientes elementos:

    – Primer elemento: Preparación técnica

    Es importante que la persona que entrenará a los ejecutivos en coaching tenga una preparación en disciplinas relacionadas con la conducta humana y el manejo de conocimientos en áreas, tales como psicología y aprendizaje de adultos

    – Segundo elemento: Capacidad de establecer relaciones interpersonales

    Es necesario que el entrenador posea características personales como la habilidad de saber escuchar, tener una curiosidad genuina sobre las otras personas, Debe, además, ser abierto, íntegro, maduro, empático, confiable y asertivo.

    – Tercer elemento: Contrato

    Se requiere que el gerente de recursos humanos establezca un contrato con el coach que sirve para delimitar la relación a través del tiempo.  Dicho contrato debe incluir aspectos como: La duración y horarios de las sesiones, la medición del progreso y los proyectos o tareas de autoayuda

    – Cuarto elemento: Código de Ética

    En muchos países se ha reconocido el coaching como una disciplina reglamentada por un Código de Ética y que incluye acuerdos de confidencialidad, estándares de conducta profesional con el cliente y conflictos de intereses.

    El gerente o administrador derecursos humanos requiere tiempo para investigar y  seleccionar un “coach” adecuado.  Para ello, debe realizar entrevistas, separar el tiempo para conocerlo, hacer preguntas que sirvan como pistas para identificar sus intereses, valores y estilos de trabajo.

    Una selecciona acertada puede contribuir al progreso de la empresa.  Sin embargo, si no se realice adecuadamente puede convertirse en una experiencia desagradable y desalentadora.

    En resumen, el coaching lo que busca es desarrollar lo mejor que tengan las personas, aterrizar los sueños de los clientes, llevar a la realidad las metas a través de acciones, ponerlos en movimiento y sacar las características positivas que tienen ocultas.

    Debe ser una estrategia permanente en las organizaciones que desean sobrevivir en este mundo en constante proceso de cambios.

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    Los recursos humanos y el coaching

    En este mundo globalizado donde existe una gran competencia entre las empresas; sólo sobrevivirán aquéllas que tengan una visión clara hacia el futuro y renovación constante basada en una estrategia de desarrollo de su principal recurso: sus colaboradores.

    Ante esta situación, el gerente o administrador de recursos humanos debe buscar herramientas, técnicas y métodos que lo ayuden a enfrentar este nuevo reto.

    En este sentido, el coaching puede convertirse en un aliado en sugestión.  Sin embargo, para poder utilizarlo de manera efectiva es necesario que comprenda primero qué es el coaching y qué involucra.

    El coaching es una palabra que proviene del inglés y que significa estudiar con un guía-maestro o entrenador.  Ha sido muy utilizado en el ámbito deportivo para explicar el aprendizaje a través de tácticas de juego con el fin de obtener el máximo rendimiento de las potencialidades del equipo hacia  los objetivos esperados.

    En el campo laboral el coaching se define como aquella técnica que permite  desarrollar de forma metódica, estructurada y eficaz las aptitudes, habilidades y actitudes de las personas lo que fortalece el autoestima, crecimiento personal y permite un mejor desempeño de las funciones y tareas fundamentales asignadas.

    Los beneficios que se obtienen mediante el coaching son altamente valoradas para todas empresas modernas y los cuales detallamos a continuación:

    – Fomentar un clima de trabajo abierto, cálido y participativo
    – Fomentar una cultura de trabajo inspirada en una visión común.
    – Promover la creatividad, innovación y la autonomía psicológica al administrar sus puestos de trabajo.
    – Formar equipos de alto rendimiento
    – Facilita la comunicación en los sistemas humanos
    – Desarrollar nuevas habilidades y competencias,
    – Facilitar que las personas se adapten a los cambios de manera eficiente y eficaz (Este último punto sumamente importante en estos tiempos de grandes cambios).

    Todo ejecutivo adecuadamente entrenado puede convertirse en un buen coach incluyendo el gerente de recursos humanos quien ahora no sólo debe dedicarse a las tareas operativas como hacer la planilla de pago y controlar la asistencia sino también debe descubrir el talento de las personas y ayudarlos a desarrollar sus competencias individuales para ubicarlos así en funciones o puestos más apropiados lo que ayudará lógicamente al correcto desempeño de las funciones; tareas propias de un buen coach

    Sin embargo, nos preguntamos cuando la empresa es relativamente nueva ¿A quien le recaerá la labor de entrenar a los ejecutivos en el coaching?

  • Koaching

    Lo que hacemos bien

    El crecimiento de la población humana siguió creando presión sobre el resto de las especies.

    Un día el Rey León reunión a todas las especies que pudo y dijo: “Queridos miembros de la biodiversidad, tenemos que dejar de competir entre nosotros. Ha llegado el momento de crear una gran alianza, el único enemigo real que tenemos son los humanos”

    Se escucharon todo tipo de sonidos de aprobación, bufidos, rugidos, silbidos, ladridos y demás manifestaciones de júbilo.

    Se aprobó por unanimidad el primer acuerdo de cooperación inter-especies. Fue entonces cuando el perro, muy conocedor de los humanos, dijo: “se trata de trabajar en equipo, al menos hablan constantemente de ello”

    “Eso ya lo hacemos nosotros para cazar” dijo el lobo, lo que montó un gran revuelo;

    La urraca insistía en que tenían que aprender de los humanos: “Son ellos los que han tenido tanto éxito como especie, será por algo”

    Los simios apoyaron a la urraca y, al estar muy considerados por su capacidad de ver las cosas desde distintas alturas, consiguieron que se acordase el aprender de los humanos como vía para ser capaces de desarrollar la gran alianza y cooperar entre todos.

    Establecieron como plan de acción el recabar información relativa al trabajo en equipo, cada uno como pudiese.

    Perros, gatos y canarios fueron los que tuvieron más éxito recabando pistas. Como animales domésticos, tenían una posición privilegiada.

    Las aves migratorias llevaron la información de un continente a otro, creando con ello la mayor red de información inter-especies de la historia de los seres que sienten.

    Aprendieron mucho.

    Parecía importante tener un objetivo común, para lo cual tuvieron que ponerse de acuerdo desde posiciones iniciales muy distintas (águilas, delfines y caballos siempre habían tenido perspectivas muy distintas)

    Trataron de cuidar la comunicación; empezaron contratando cotorras para la traducción simultanea pero acabaron pensando que igual era más importante escuchar que hablar, así que nombraron responsable a un murciélago conocido por su fino oído.

    También se dieron cuenta de que los humanos daban mucha importancia al feedback para superar aquello que hacían mal. Esto les pareció lo más difícil, pero la determinación era tal que se pusieron a ello con ahínco.

    El mono, que siempre había sido muy reconocido por su capacidad de subir a los árboles, decidió que lo que hacía mal era volar. Murieron tres en el intento, los demás lo intentaban y se sentían inútiles. De hecho, los pájaros se mofaban y hablaban de ellos a sus espaldas. “Estos monos, ¿cuándo van a aprender a volar?, es tan sencillo”

    Un guepardo decidió dedicarse a la pesca y hubo que hacerle el boca a boca, con los buenos oficios de un hipopótamo. Perdió parte de su mítica auto-confianza y dejó de sentirse reconocido por su velocidad punta, ya solo se hablaba de lo mal que pescaba.

    Resultó sorprendente en cuán poco tiempo todo el mundo hablaba de lo mal que hacen los demás las cosas. Y así se fue al carajo la colaboración recién estrenada.

    El Rey León reunió el Consejo ínter-especies y todos estuvieron de acuerdo en que este no era el camino, cada cual debía aportar lo que realmente hacía bien.

    Las gacelas protestaron, “seguro que cada uno puede aprender algo, por ejemplo, los elefantes podrían dejar de rascarse en los árboles pequeños, los tumban”. Los elefantes accedieron, en el fondo no les costaba tanto.

    De esta manera, se llegó al acuerdo de que todo el mundo pondría a disposición de la Comunidad aquello en lo que era realmente bueno pero, al mismo tiempo, cada uno trataría de aprender algo, cambiar algo que fuera viable.

    Fue entonces cuando el más anciano y sabio de todos los ñus dijo: “¿cómo voy a cooperar con el león con lo enfadado que estoy con él?, se pasa la vida intentando comerme”. Y a todos les pareció importante comprender cómo se sienten los demás y actuar en consecuencia.

    Al entender el rol de cada cual, la hiena se liberó de ser la mala de la película y todos vieron que su labor ‘limpiar de carroña el campo, siempre ayudadas por los buitres’ era muy importante.

    El delfín, en su turno de palabra, intentó zanjar la cuestión: “intentar hacer lo que se te da realmente mal debe de ser algo que solo entienden los humanos”.

    En poco tiempo volvió el orgullo a cada especie. Y la colaboración funcionó como nunca, cada uno podía contar con la astucia del zorro, la templanza de la tortuga, la velocidad del guepardo o el tesón de las hormigas; todos podían contar con dominar el cielo, el mar y la tierra. 

    Hoy, mucho tiempo después, los animales siguen intentando entender por qué los humanos no se apoyan en lo mejor de cada uno.

    Y cuanto más lo piensan menos lo entienden.

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    La tecnología y el coaching

    A lo largo de la vida las cosas van evolucionando y se va cambiando en la sociedad; surgen nuevos términos que acaban usándose por varios años y nos damos verdaderamente cuenta de si valen o no para algo o es sólo una moda pasajera.

    Con el término Coaching, término bastante actual, todo el mundo parece que sabe exactamente lo que és y casi cualquiera puede ser un “coach” al no existir barreras de entrada en la profesión, lo que hace que más gente sienta deseos de saber más sobre el término.

    Conforme vamos profundizando en el término se va descubriendo lo práctico del proceso de coaching. Pero necesita una parte “presencial”, un cara a cara para poder tener un proceso completo y sin casi errores insalvables. ¿Qué ocurre entonces si ese desplazamiento o ese “cara a cara” no puede llevarse a cabo? Pues que, en la sociedad en la que vivimos, entran en juego las “nuevas tecnologías, por ejemplo, una webcam, un micrófono y un ordenador, cosas que hoy en día las tiene cualquier empresa (o al menos las puede comprar sin que cueste mucho del presupuesto).

    Las nuevas tecnologías nos ayudan a hacernos más fácil el trabajo a la par que nos da soluciones que, en otra época hubiera supuesto un fracaso en esa idea por no poder afrontar los inconvenientes de la misma.

    Sin embargo, utilizar las nuevas tecnologías, en este caso la tecnología de voz sobre IP conlleva ajustar los objetivos y acciones del coach ya que las sesiones no pueden extenderse tanto como cuando estamos sentados frente a la otra persona y se han de hacer más prácticas, preparando cada sesión de manera que intentemos adelantarnos a posibles preguntas o actos que puedan surgir en esas sesiones (tampoco es que sigamos un guión fijo y no nos podamos salir del mismo sino saber anteponerse a inconvenientes).

    También hay que tener especial cuidado a los fallos de la red que hacen que se tenga que retomar de nuevo la conversación (tendremos que saber en todo momento dónde nos quedamos), o cuando el sonido y la imagen van separados y escuchamos lo que hemos dicho de nuevo… en definitiva, existen más problemas que si el coaching se hiciera cara a cara pero no por ello deberíamos desaprovechar este tipo de uso del coaching con las nuevas tecnologías porque lo que conseguimos es enriquecer nuestra experiencia y, de paso, ayudar a nuestro coachee en lo que necesite.

    Ahora la pregunta que podríamos hacernos es si los profesionales están preparados para esa evolución del coaching. En España en concreto el coaching es una práctica muy nueva y que pocos profesionales hacen uso completo de ella, aunque no podemos obviar que el mundo está en continuo cambio y es probable que en muy poco tiempo España se convierta en uno de los países con mejores coach del mundo. Sólo queda mirar hacía delante mientras nos preparamos…

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    Técnicas de Coaching

    Vía: «Barny: Empresas, personas… o lo que sean»
    Autor: Miguel Ángel Martín

    El coaching es un término nuevo y, por ello, aún no tiene bien delimitadas las actividades que debe integrar un coach. Es por eso que muchas personas, directivos, consultores,… han pasado a denominarse a sí mismos «coach» aunque sus planteamientos y actividades no han cambiado.

    Debemos dejar bien claro que un coach es aquella persona que ve de manera objetiva un problema y, donde nosotros vemos una única solución, ellos ven más pero nunca decidirán por nosotros, sino que esa decisión nos corresponderá a nosotros.

    A fin de enseñar a futuros coach a realizar su «verdadero» trabajo, muchas empresas de formación ofrecen cursos de determinada duración y cuantía que pueden ayudar a delimitar la verdadera actividad así como enseñar a ser un buen profesional en su trabajo.

    Y es que no debemos olvidar que, para las empresas, el coaching supone un beneficio elevado, no en los beneficios directamente sino indirectamente ya que, donde se produce el máximo beneficio es en los trabajadores que encuentran mayor autonomía y libertad en sus acciones y decisiones y hace que se sientan más a gusto en su puesto de trabajo reduciendo así el absentismo laboral y también los abandonos o cambios de trabajo.