El termino coach se ha introducido en el mundo de las organizaciones y de las personas ligadas con su gestión. Proviene del mundo del deporte y la verdad es que, realmente, no tiene una clara traducción a nuestro idioma.
En sentido general, más allá de la orientación y metodología que se aplique, se refiere a una relación entre dos personas o una persona y una organización o grupo. En este vínculo, el responsable del proceso de coaching es el coach, quien posee los conocimientos, habilidades y recursos necesarios para realizar el entrenamiento.
Según el diccionario, entrenar es una actividad guiada por una persona con habilidades en un plano necesario para los requirientes, en la cual lo que se hace es pasar a los entrenados por experiencias reiteradas, reales o simuladas para que puedan desempeñarse eficientemente en el área que practica. En definitiva, se ayuda a la persona o a la organización a fortificar sus destrezas y agregar nuevas.
¿ Y esto es coaching ?
El proceso de coach no es nada de lo anterior. Es un proceso que puede incluir algo de lo descrito, pero que lo supera en un modelo de intervención que integra aspectos del entrenamiento, de la capacitación y de la orientación al cambio. Existen diferentes modelos de intervención, pero todos confluyen en lo mismo, acompañar a alguien en un proceso activo en el cual se deben optimizar la eficacia y la eficiencia. La gran ventaja de esto es que el coach no está en el campo de la acción, pero lo ve y ve a los protagonistas. No desarrolla su propia estrategia, esta es de los jugadores o del equipo, y si no funcionan, ayuda a buscar los motivos de por qué no, a buscar nuevas y a su implementación.
En definitiva, el proceso de coaching no suministra recetas, ayuda al despliegue de estrategias y de tácticas para el logro de los objetivos.