La confianza, el respeto y el compromiso entre las personas constituyen las piedras fundamentales de las organizaciones. Hasta que no se construye tal base actitudinal, es sumamente difícil instalar cualquier plan de mejoramiento.
No resulta novedoso decir que las actitudes de las personas resultan fundamentales para gestionar con efectividad. Lo inédito es contar con una metodología para aprender e instalar este tipo de mejora en forma concreta como lo posibilita el Coaching Empresarial Consciente.
Las competencias actitudinales son las llaves para abrir las puertas del cambio cultural en las organizaciones, y adquirirlas implica un proceso tan incómodo como aliviador para los ejecutivos, ya que por un lado los desafía a ser concientes de las muchas incoherencias del quehacer empresarial, en el que el decir y el hacer requieren ir juntos, y por otro, les revela la enorme cantidad de energía que se ahorra cuando se comienzan a instalar contextos de mayor transparencia.
Con estas herramientas se hace posible identificar los entramados organizacionales que frustran cualquier intento de mejoramiento, siendo que venimos de una cultura en la que «mirar para otro lado» frente a ciertas situaciones críticas resulta un comportamiento tan corriente como dañino para todos. Por lo tanto, disponer de recursos para desactivar los enredos tóxicos y reactivar las tramas virtuosas resulta un aporte que tal vez pase algún tiempo hasta que pueda medirse el altísimo valor que agrega.
Algunas de las competencias actitudinales que propone el Coaching Empresarial Consciente son:
* Competencia e Inteligencia Emocional.
* Identificación de tendencias facilitadoras y limitantes para abordar lo nuevo.
* Desactivar los dobles discursos y el rumor.
* Creación de contextos para conversar y acordar.
A modo de conclusión o apertura…
Para qué cometer errores antiguos si hay tantos errores nuevos por cometer.
Bertrand Russell
Contar con las herramientas de Coaching Empresarial Consciente permite a los ejecutivos entrenados estar en condiciones de alinear voluntades, coordinar relaciones difíciles, optimizar la tarea y crear contextos de aprendizaje colectivo en un marco de compromisos donde las personas dejan de ser meros espectadores del cambio y pasan a ser sus generadores y conductores.
Siendo que la palabra «coaching» significa entrenamiento, la práctica de este inédito enfoque les permitirá a las compañías y a sus referentes orientar los talentos en función de los objetivos comunes y las necesidades sustantivas de los clientes, así como también motorizar el surgimiento de un nuevo orden que responda en forma certera a los actuales tiempos de cambio.
Creemos que hay mucho para ganar y lo invitamos a hacerlo.
Marcelo Krynski