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Resolver problemas no es sencillo

Basándonos en las teorías de René Descartes, confiamos ciegamente en la evidencia, la lógica y la razón. También existe la aproximación científica, en la que establecemos un número determinado de pasos : reunión de datos, análisis de información, propuesta y testeo de hipótesis y generación de conclusiones en base a los resultados obtenidos. Éste es el modo de resolver problemas que es típicamente enseñado en cualquier formación sobre habilidades directivas.

Pero hay una corriente de pensamiento que no cree que este sea el mejor modo de solucionar un problema. Aproximadamente un 92 % de la población emplean métodos ineficaces para atacar un problema, apareciendo, en muchos casos, un parálisis analítico. Como estamos educados para no reinventar la rueda, ignoramos lo singular de nuestro problema y solemos adaptar la solución de otro problema para solucionar el nuestro. La solución tiende a ser estática, sólo arreglando la situación durante un corto período de tiempo. Este método reduccionista crea más problemas de los que soluciona.

La clave está en crear soluciones, no en resolver problemas. Este pequeño matiz produce resultados espectaculares. Este enfoque trata cada problema como si fuera único, situándolo en un contexto amplio. El núcleo de esta técnica está en hacernos preguntas en vez de recoger información sobre el problema. Si las preguntas son las adecuadas, nos forzamos a buscar la verdadera causa del problema en vez de quedarnos con lo superficial de la situación.

Esta aproximación requiere aprender un nuevo vocabulario y un método de intervención que va más allá del tradicional «paso a paso» que se ha descrito con anterioridad. Algunos elementos clave son:

– Determinar los aspectos que hacen único a nuestro problema. No importa lo similares que puedan parecer 2 situaciones: nunca son iguales. La gente involucrada es siempre distinta y los motivos suelen ser diferentes.

– Determinar qué información es relevante para solucionar el problema y no recopilar cualquier tipo de información.

– Comenzar a solucionar el problema decidiendo qué personas deben involucrarse en la búsqueda de información, crear las soluciones e implementarlas.

– Descubrir cuál es el propósito principal, lo que implica pensar de un modo amplio sobre el problema entendiendo el entorno del que forma parte.

– Inventar la solución ideal, aunque no sea viable en un futuro cercano. Esto genera ideas originales y marca el camino a seguir.

– Determinar la solución más viable en la actualidad, de modo que permitan el desarrollo futuro de la solución ideal.

Evidentemente no es fácil adaptar esta técnica, pero os invito a intentarlo

Ingeniero informático y Executive MBA. Diplomado en Márketing Estratégico

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