Un equipo muchas veces puede tener un rendimiento muy superior al de una persona. Cuando los equipos trabajan bien, los resultados pueden ser extremadamente poderosos. La sinergia creada por las diversas actividades de sus miembros, sus experiencias particulares y sus factores de motivación, permiten a los equipos responder antes a los cambios tecnológicos, económicos y de mercado en este mundo cada vez más complejo.
Un equipo efectivo puede tomar mejores decisiones, puede avanzar con más celeridad y resolver los problemas de un modo mucho más creativo que cualquier grupo de personas con talento que trabajen de forma independiente. Por supuesto, también hay que tener en cuenta que a mucha gente le gusta y disfruta al trabajar en equipo, dando en estos casos lo mejor de sí mismos.
Por ello, son múltiples los beneficios de formar un equipo de trabajo, por citar algunos de ellos:
– se consigue un rendimiento mejorado gracias a un conocimiento más amplio y a una experiencia de base.
– se logra mayor creatividad y una perspectiva más abierta.
– se alcanza una predisposición a responder a los cambios y a los riesgos.
– se tiene una responsabilidad compartida de los actos.
– se consigue un entorno más estimulante y motivador para los miembros de un equipo.